El nombre de este colchón significa en inglés, literalmente, “tamaño de rey”. Esto nos lleva a pensar que se trata del “rey” de los colchones en cuanto a sus dimensiones, y no andamos realmente desencaminados: una cama de este tipo puede llegar a medir hasta dos metros de ancho. No se trata, como podríamos pensar en un primer momento, de un colchón exclusivamente destinados a los parejas; en realidad, la función principal del King Size es la de hacernos sentir como “reyes” durante nuestro descanso (es el verdadero sentido que podemos darle a su nombre). Por ello, algunas personas optan por disponer de una cama de este tipo en su vivienda, disfrutando del placer de poder contar con el espacio suficiente para girar y estirarse al dormir, sin la preocupación de terminar cayendo por un borde traicionero.
El tamaño estándar de un King Size equivale a dos camas individuales. En ocasiones, pueden llegar a ser hasta tres. Esta clase de colchones son los que suelen verse en las suites de lujo de los hoteles y en las habitaciones especiales para boda. Su origen se sitúa en Norteamérica, precisamente durante el boom de los hoteles de lujo, que competían por superarse continuamente en cuanto a las comodidades ofrecidas a sus huéspedes.
No vamos a engañarnos: tener un King Size en casa es un lujo, y por ello, si nos decidimos a permitírnoslo, tenemos que estar también concienciados del desembolso que vamos a realizar. La mayoría de los colchones de este tipo no bajan de los tres mil euros, en las marcas más baratas.