El mercado del colchón ha evolucionado vertiginosamente en los últimos años. El descanso nocturno ha dejado de considerarse algo nimio para tratarse como lo que es: una necesidad que puede determinar en gran medida nuestra actividad diurna, e incluso nuestra salud a nivel general. Por ello, las empresas fabricantes de colchones se esfuerzan en conseguir cada día un mayor confort en sus modelos.
Haremos una semblanza de los diferentes tipos de colchones que podemos hallar en el mercado, con sus ventajas e inconvenientes:
- Colchón de muelles: es el más veterano y económico, pero también el que menos dura y más maltrata la espalda. En la actualidad existe un modelo superior, el de muelles ensacados, más resistente y cuidadoso con nuestra anatomía; recomendado para soportar grandes pesos.
- Colchón de látex: se adapta con mucha facilidad al cuerpo y evita los dolores musculares o los agarrotamientos. Son, evidentemente, más costosos que los de muelles. Su inconveniente es que, en ocasiones, pierden la rigidez inicial con rapidez.
- Colchón viscoelástico: el tipo más moderno y sin duda el mejor, en la actualidad. Además de superar la flexibilidad del látex, mantiene el calor del cuerpo en la zona en la que éste se apoya, resultando, así, muy beneficioso para el tránsito sanguíneo y zonas musculares doloridas. Su precio es más elevado que los anteriores.
- Colchones de aire y de espuma: deben utilizarse más como una opción provisional (por ejemplo, para viajes o visitas de pocas noches) que para el día a día. Son demasiado blandos, y a corto plazo esto nos producirá problemas de espalda y cuello.